miércoles, 21 de septiembre de 2011

Crecer...

Crecer para algunos tan solo un verbo, para mí una palabra muy grande.

Aunque suene tonto esa palabra envuelve para mí una de las cosas más importantes de la vida, porque es esta palabra la que nos hace cambiar: de pensar, de sentir, de soñar... y lo más evidente pero quizá menos importante, físicamente. Porque a mis veintitrés años he crecido mucho como persona y más en los últimos dos años y medio. Mi vida pegó un vuelco el día que decidí marcharme a Inglaterra por unos meses, para algunos una aventura para mí un reto personal que quería y necesitaba vivir como persona y tras ese tiempo de desconexión de "mi vida", volví siendo otra, menos niña, con ganas de disfrutar del mundo, de mí misma y lo más importante de la gente a la que me había dado cuenta de que realmente necesitaba y me necesitaban cerca.
Tras ello, decidí que iba a luchar por mis sueños y me fui a Granada a seguir creciendo, a seguir luchando por ser esa mujer que quería llegar a ser un día. Durante estos dos años han habido muchas lágrimas, decepciones, esfuerzo que en ocasiones no ha sido recompensado... pero todo ello me ha ayudado a seguir creciendo, a aprender a ver más allá de una primera impresión, a abrirme como persona y a dar lo mejor de mí a la gente que realmente lo merece y sobre todo he aprendido que sola puedo con lo que me proponga, me cuesta, lloro, me enfado... pero puedo y no cambio esta sensación de orgullo y satisfacción por conseguir mis metas por nada.

Crecer es algo difícil, la vida no es un camino de rosas y todos, absolutamente todos, debemos afrontar nuestros retos personales antes o después pero una cosa tengo clara cuanto antes tengas el valor de hacerlo más y mejor estarás preparado para lo que te depara tu destino.