sábado, 25 de mayo de 2013

Mariposas en el estómago

Y de pronto ocurre... ¿Cuánto tiempo llevo esperando este momento? Puede que esta sea la definitiva.

Y de pronto en mi cabeza la música del pub se ralentiza,  no se si a causa del alcohol, de su mirada penetrante bloqueando mis sentidos o mis ansias de vivir mi propia escena de peli, pero el caso es que el bullicio del pub se queda como lejos y solo puedo oír a mi corazón dando gritos ¡Ahí viene! y late más y más deprisa. A su vez yo como buena peliculera planeo en mi mente la escena (Voy a hacerme la interesante, haré como que no le he visto y que la risa de idiota que tengo es pura casualidad) y me convenzo de que este es el plan maestro.

Dos minutos más tarde, que para mí se hacen eternos, ahí está Él cogiéndome de la cintura y diciéndome: ¿Cómo tu por aquí?. Obviamente no podía decirle que había ido allí con la esperanza de cruzarme con el, así que me limito a contestar que he salido a tomar una cerveza con unas amigas y que me voy pronto a casa. 

Mi corazón está a punto de estallar, su sonrisa hace que mi boca dibuje una sonrisa de oreja a oreja inevitablemente y la proximidad de nuestros cuerpos debido al barullo de gente y a la necesidad de acercarnos para poder hablar esquivando el ruido, hace que inhale una y otra vez su olor ¡Me gusta tanto! Apenas puedo prestarle atención a la conversación, me dedico simplemente a disfrutar de su presencia. Y cuando más cómodos estábamos los dos vienen sus amigos y le dicen que se van y ÉL decide que se marcha con ellos. 

De repente, la magia se rompe, la música vuelve a sonar más fuerte de lo normal y el bullicio de la gente ya no me resulta tan agradable ¡Vámonos a casa chicas!. Y me voy a casa a dar vueltas en mi cama, inhalando los restos de perfume, su perfume, que han quedado impregnados en mi pelo, y con una sonrisa y una esperanza de un próximo encuentro me duermo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Pesadillas

A veces siento cómo mi cuerpo se colapsa, se llena de energía negativa, pensamientos que me frustran y mi cabeza es incapaz de gritar ¡Para!

Despierto inquieta, nerviosa, con el corazón a mil... Otra vez esas horribles pesadillas, cada noche una distinta, otras veces incluso más de una. Eso hace que pase el día ausente, distraída y con la mente en otro lado, como si las pesadillas se metieran en mi mente me robaran la felicidad de mi cuerpo y me sintiera perdida. Entonces, en ocasiones, lucho contra ello, pinto una sonrisa en mi cara, hago caso omiso a esa pena que me invade e intento volver a dormir con la esperanza de calmarme y comenzar el día con buen pie, hay días que lo consigo, pero otros...

Hoy he decidido ir en busca de la felicidad robada durante la noche, por ellas, por mis pesadillas. He abierto los ojos despacito, pensando en que el día podría mejorar, alguien ha abierto la puerta, ÉL.

- ¡Buenos días! Ya era hora de que despertaras.
- ¿Qué hora es? - digo desorientada.
- Las doce y media, has dormido demasiado, ¡Vamos arriba dormilona! Yo te preparo el desayuno.

Y su dulzura, su sonrisa y esa tranquilidad que transmite me llenan de vida, nada puede ir mal ¡no! me repito una y otra vez a mi misma. Y con una sonrisa amanece el día, mi día.

Desayuno tranquila y la mañana pasa despacio a su lado pero tengo que irme a casa, el deber me llama y tengo demasiadas obligaciones que llevar a cabo y ÉL me lleva, con su sonrisa y su tranquilidad me desea un buen día y me abraza. Eso para mí es uno de los mayores placeres de este mundo, hace que me sienta pequeñita en sus brazos y eso me inunda de felicidad. Me da un beso y se marcha.

La tarde pasa tranquila, mantenerme ocupada impide que los pensamientos horribles ocupen mi cabeza, así que agradezco tener cosas que hacer. Sin querer se pasan las horas y anochece.

Son las 12 y media, me meto en la cama y vuelven la inseguridad y el miedo a esas pesadillas, intentaré dormir tranquila para así despertar mañana serena. ¡Pero qué poco me gusta dormir sola!, cierro los ojos e imagino su abrazo agarrada a mi almohada. - Mañana será un gran día, mañana será un gran día - repito en mi interior y en unos minutos, me duermo.

lunes, 6 de mayo de 2013

Esa sensación..

Otra vez esta aquí, de nuevo siento a mi lado esa extraña sensación.

La llamo extraña sabiendo ya perfectamente lo que es, pero la odio,  la odio con todas mis fuerzas por lo que ella provoca en mí. Y es que amigo mío, a mí no me gusta nada estar triste, sé que hay momentos en los que debo estarlo pero últimamente son demasiados, se me acumula la tristeza a mi lado y me dice estoy aquí ¿Ahora cómo piensas sonreír? Y me reta, removiendo en mi cabeza y en mi corazón todos aquellos miedos y dudas que tengo, pero no sabe que tengo dentro de mí un poder oculto con el que no cuenta, ÉL. 

ÉL, es una persona como bien habrás podido figurarte, pero es la más extraña, inusual y maravillosa que he conocido a día de hoy y sólo con pensar en ÉL, la tristeza se apaga, se enfada, lucha pero no puede y se rinde, se marcha dispuesta a volver pronto a atacarme pero desconoce como conseguir vencerme, si ÉL está a mi lado, creo que nunca llegaré a rendirme.

Algún día os hablaré de ÉL o quizás más de un día pues él tiene como poder el hacerme mostrar y sentir todos los sentimientos y sensaciones que tengo. Y alguien tan especial no se merece únicamente un pequeño espacio aquí, sino varios.